- Defensas inespecíficas
Son iguales para todos los agentes patógenos y actúan de forma indiscriminada frente a cualquiera de ellos. Se pueden agrupar en: defensas de naturaleza física, como la piel y las mucosas; químicas, como las secreciones; biológicas, como la acción de los macrófagos y la inflamación.
- La piel es la principal barrera protectora, siempre y cuando no presente alteraciones, como heridas o quemaduras.
- Las células de la mucosa que recubre la pared de las vías respiratorias segregan una sustancia mucosa que atrapa y engloba a los agentes patógenos y los expulsa al exterior ayudándose de los cilios que tapizan dichas paredes.
- Las secreciones producidas por tejidos del organismo constituyen una defensa de tipo químico. Estas secreciones son:
- Sudor. Tiene una acción bactericida debido a su acidez.
- Lágrimas y saliva. Contienen lisozima, una enzima capaz de romper la pared bacteriana.
- Jugo gástrico. Contiene ácido clorhídrico que destruye los microorganismos presentes en los alimentos.
- Los macrófagos son células sanguíneas, concretamente un tipo de glóbulo blanco, encargadas de fagocitar las partículas extrañas al organismo y destruirlas por acción de enzimas contenidas en su citoplasma. Como consecuencia de la destrucción, en el sitio donde se han desarrollado se genera el pus.
- La inflamación es un mecanismo de defensa interna. Se caracteriza por la aparición por la aparición de dolor, enrojecimiento, hinchazón y aumento de la temperatura en la zona afectada.
- Defensas específicas
Son las acciones que realiza el sistema inmunitario, que se pone en funcionamiento cuando el organismo no ha podido evitar la invasión del agente patógeno. Su acción hace que la persona adquiera inmunidad.
Esta inmunidad, puede ser de dos tipos:
- Natural. Es la que se adquiere sin intervención humana y puede ser activa, como consecuencia de haber padecido la enfermedad, y pasiva, que se adquiere a través de la placenta o bien a través de la leche materna.
- Artificial. Se adquiere con intervención humana y puede ser activa, a través de las vacunas, y pasiva, mediante la administración de sueros.
La actuación de los linfocitos ante la invasión de agentes patógenos es de dos tipos:
- Respuesta humoral. Es la realizada por los linfocitos B, capaces de reconocer cualquier sustancia extraña que penetra en el organismo y unirse a él.
- Respuesta celular. Es la llevada a cabo por los linfocitos T, que se encargan de la destrucción de otras células o bien regulan las respuestas inmunes.
- Los linfocitos T citotóxicos reconocen las células infectadas y las destruyen al liberar unas proteínas capaces de perforar su membrana.
- Los linfocitos T colaboradores regulan la respuesta humoral y la celular, estimulando la acción de los linfocitos B.
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